Levantarnos sobre nuestros escombros. Y no hablo de solamente los edificios o calles, hablo de nuestro interior como mexicanos. Dejar el “chinga bien sin ver a quién”, olvidar los “pues ni modo, aquí nos tocó vivir”, o nuestra actitud de víctima ante todo. Por favor dejemos nuestros complejos y levantemos. Hay un México que encuentra la forma de ser un primer mundo a la mexicana.
Los países de primer mundo generalmente tienen algo en común: les ha ido de la chingada. Tanto que sus habitantes cobraron nueva conciencia y responsabilidad de su rol como ciudadanos, como sociedad.
¡Vamos, carajo!, será difícil, caeremos en viejas costumbres, viejos vicios, pero si ya vimos cómo somos realmente, pues vamos a ejercitarlo un poco más cada día.
Claro que hubo quien sacó la peor calaña, lo gandallita, pero hasta las flores de nuestro futuro necesitan el estiércol que son esa bajeza de individuos.
No es sentimentalismo, es una invitación a rendir tributo a nuestros difuntos, curar a nuestros heridos, encontrar nuestros desaparecidos, levantar nuestros escombros y seguir adelante.
Tenemos oportunidad de ser los mexicanos que queremos y no los que ya estamos acostumbrados. Aprovechemos.
*Foto original cortesía de mi buen amigo Erick Galván:
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